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sábado, 21 de agosto de 2010

Clavado a la cruz de los segundos


Clavado a la cruz de los segundos
escucho el tronar de los tambores
en cielos aturdidos por clamores
y sueños y esperanzas y temblores.
Si buscas ajetreo cotidiano
encuentras la cesura de la historia;
si buscas una pausa silenciosa
te abate el estruendo citadino
que quiere entretejerte con su escoria

Clavado a la cruz de los segundos
escucho el tañer de las campanas
en torres profanadas por palomas
carentes de mensajes o de paz
Si buscas el sosiego lugareño
te hallas en medio de una jungla,
si buscas a las fieras del ayer
solo hallas el silencio de una tumba
postrada ante otro amanecer.

Yo busco gravedades planetarias,
el fuego legendario de las novas,
la honda oscuridad de la materia
la hueca hostilidad de la energía.
Y quiero balancearme con las cuerdas
aun  cuando tan sólo sean teoría.

Tarzán cuasi-estelar y super-cósmico
sin más león que nebulosas
sin más bestia que galaxias
sin más que un hoyo negro por morada,
yo busco un baricentro que elimine
mis dudas, mis creencias, mis demoras
y logre perpetuarme finalmente
verdades tan serenas como sólidas.

Y encuentrome la nada silenciosa
vacía, titilante, temerosa
reacia, vulgar y melindrosa
buscando acariciar la poca cosa
que queda de mi fuga y mis fatigas.
Y sólo en mis fatigas y mi fuga
se esconde la mitad de mi apellido.
Que Santo, ni que santo, ya no hay santos
ni sueños, ni el consuelo del olvido
por eso es que desmiento lo que digo
por eso es que digo lo que siento.


Brutal paradoja inconsecuente
se ríe de mi vida y de mi mente
y yo, degradado y maldecido
en pleno plan de observador
me quedo perplejo y aturdido
cobarde, silente y aterido
mirando cual fuera espectador.

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