Las escaleras que llevan a El Calvario
me recuerdan a Rocky Balboa
-auge y caída de un boxeador inexistente-
Tan fácil es para el celuloide
surgir de los bajos fondos
para alcanzar altas cimas.
Pero la vida es más dura
menos aventajada
que cualquier película.
El asfalto y el cemento,
sus bloques y cavillas
me recuerdan que estamos alienados
enajenados de nuestra naturaleza.
Prisioneros de ciudades inhumanas
vamos intentando respirar
algún vestigio de aire puro.
Y Rocky Balboa vuelve a mi cerebro
transformado en Rambo
Nada queda de mi espíritu de lucha
Nada, nada contracorriente
a ver si consigues alcanzar
la cabecera de la vida toda.
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jueves, 20 de febrero de 2020
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