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miércoles, 26 de enero de 2011

Flores de Vinilo



Las flores de vinilo con las brisas
ondean sus caléndulas nocturnas
blasonan herramientas taciturnas
y cubren sus desechos con sonrisas.

Si tiembla este silencio de ultratumba
podré tal vez oler sus clorofilas
podré tal vez sentir sus mustios tallos
mordiendo nuevamente el tierno labio
de un sueño que no vuelve ni regresa.

Macetas sin la tierra que las nutra,
semejan a mis huestes desarmadas,
amurallado y vil el cielo inerme
petrificado está; nada se mueve
nada de nada y nada; ni las nubes
que enfilan sus miradas luminosas
buscando electrizar mi mano yerta.

Los pétalos ahuyentan a la vida
con plástico respiro inesperado
su tenue ventilar inusitado
expresa  muy fielmente mi pasado;
pasado que es fantasma y es espectro
de trozos de neuronas condenadas
que plañen sus hormonas y endorfinas
cual fueran las banderas de victorias;
si todo lo que quedan ¡son derrotas!
volando como buitres sobre dunas
que cubren las espadas corroídas,
las dagas, los cañones derruidos,
las aves que no vuelan hace siglos,
los fósiles callados del olvido
y el sueño concubino del desnudo
perdido y extraviado en los arcanos
de un cuento fabulesco y oprimido.

Las flores de vinilo en mis balcones
remembran las antiguas tradiciones
que mueren en desuso por traiciones
de nuevos y modernos corazones.

Lo sé, ya lo entendí voy en bajada
y mi época de oro ya pasó
pero es que el corazón este travieso
no siente que se ha vuelto tan añejo
y créese valiente quinceañero
en busca de aventuras y consuelo
y vida, nueva vida, vida plena…

martes, 25 de enero de 2011

El dístico de la promesa



Un dístico me obsesiona
de los pies a la cabeza:

-Nunca fue tan hondo el llanto
ni tan larga una promesa.-

¿Quién traería estos versos
a mi memoria incompleta?
¿De dónde venían las voces
que evocaban al poeta?

-Nunca fue tan hondo el llanto
ni tan larga una promesa.-

Tendré que buscar certeza
en esta tremenda angustia
avigorar todos mis pasos
y refrescarme el alma mustia.

Preguntaré a los vecinos
el significado ignaro
del dístico escurridizo
parco, etéreo, vago, avaro:

-Nunca fue tan hondo el llanto
ni tan larga una promesa.-

Si nada pueden decirme
de este dilema inquietante
recurriré a las iglesias
cual vagabundo viandante..

Entre la hostia y sermón
preguntaré a sacerdotes
acerca de los azotes
de la Santa Inquisición.

-Nunca fue tan hondo el llanto
ni tan larga una promesa.-

Si nada pueden decirme
si nada saben contarme
entre los himnos y hosanas
colgaré todas las ganas
de preguntar algo más.

Preguntaré a los veleros,
galeones y bergantines
y alcanzaré los confines
de nuestra lujosa Tierra.

Detendré la triste guerra
y el horizonte sereno
disolverá el veneno
que sembraran las querellas
y hasta al cielo y sus estrellas
ascenderé como un manto
derritiéndole el amianto
a crisoles venideros;
y ya no serán postreros
los lamentos que me aquejan
y me cantan y aconsejan:

-Nunca fue tan hondo el llanto
ni tan larga una promesa.-

Quién podrá darle respuesta
a tanto dolor reprimido
me quedaré tan dormido
-con dos parches en mis ojos-
que recogiéndome de hinojos
tomaré una larga siesta
disolviendo los abrojos
que causara la propuesta:

-Nunca fue tan hondo el llanto
ni tan larga una promesa.-

Y en mis sueños resabiados
hallaré sabias personas
-¿hechiceros y santonas?-
que darán por terminados
los problemas que me causa
-sin darme ni paz ni pausa-
este dístico pasado
¿de un recuerdo enamorado?:

-Nunca fue tan hondo el llanto
ni tan larga una promesa.-