Son las cuatro de la mañana,
el café está servido,
me lo bebo de un sorbo
y corro a buscar el autobús,
si hoy llego tarde me despiden,
las advertencias ya son tantas
que no caben en mis archivos personales,
-una falta más
-se me dijo-
una falta más
¡y sale disparado
al limbo del desempleado!.
Son las cuatro de la mañana
y mi esposa envuelta
en su capullo de seda
-ese baby doll que me costó un ojo de la cara-
duerme...
¿Soñará conmigo?
¡Qué importa con quién sueña!
Mientras sea yo el jardinero
y podador de su mata de pelo...
Me largo
que me deja el rodador metálico
carga humanos.
el café está servido,
me lo bebo de un sorbo
y corro a buscar el autobús,
si hoy llego tarde me despiden,
las advertencias ya son tantas
que no caben en mis archivos personales,
-una falta más
-se me dijo-
una falta más
¡y sale disparado
al limbo del desempleado!.
Son las cuatro de la mañana
y mi esposa envuelta
en su capullo de seda
-ese baby doll que me costó un ojo de la cara-
duerme...
¿Soñará conmigo?
¡Qué importa con quién sueña!
Mientras sea yo el jardinero
y podador de su mata de pelo...
Me largo
que me deja el rodador metálico
carga humanos.
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